La paciencia tiene un límite, por desgracia no es infinita, y la mía siempre ha andado bajo mínimos. Sin embargo hay ocasiones en las que yo misma me sorprendo, y es esta paciencia mía la que parece no agotarse, hasta que llega un momento en el que simplemente no se puede más, como la mítica gota que colma el vaso.
Hay veces en las que podemos hacer daño sin nisiquiera darnos cuenta, pero hay otras en las que es tan evidente que lo mejor es quedarse calladit@. Sería genial que todos tuviéramos un mínimo de tacto, así no pasarían tantas cosas que solo pueden acabar en movidas y más movidas.
Pero que se le va a hacer, la perfección es inalcanzable. Me conformo con seguir pasando de las dichosas movidas y mantener mi mente en otras cosas, como por ejemplo los ositos panda ^^
Jokergirl -
martes, 23 de marzo de 2010
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