El ser agobiado no es capaz de ver más allá de sus ojos, por más obvio que sea que el caballo blanco de Santiago sea blanco, no será capaz de distinguir su color, e incluso podrá equivocarse.
El ser agobiado es curioso y a la vez inquietante, nunca sabes por donde va a salir y las posibilidades son infinitas e insospechadas. Su razón se convierte en desesperación, y su juicio en pura confusión.
Será capaz incluso de comportarse como nunca lo haría en momentos críticos, echando tierra sobre aquellos que le apoyan, pues para el ser agobiado todo lo que sea ajeno a su persona resulta dañino.
Todos podemos llegar a convertirnos en ciertos momentos en el ser agobiado, y no por ello somos peores personas, simplemente ocurre, eso sí hay que saber controlar los impulsos. Y por parte de las personas cercanas, tan solo...paciencia, pues ya se sabe que la paciencia es amarga, pero sus frutos son dulces.
Jokergirl -
jueves, 14 de enero de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario